El ciberbullying se ha convertido en una de las principales preocupaciones de la sociedad contemporánea, especialmente dentro de las familias y las instituciones educativas, donde internet juega un papel cada vez más dominante en la vida diaria. Según el estudio «Contigo Conectados» realizado por Tigo en colaboración con la Universidad de los Andes y Aulas en Paz, el 22% de los niños, niñas y adolescentes en Colombia han experimentado ciberbullying en el último año.

Este estudio exhaustivo encuestó a más de 5.700 jóvenes en 19 departamentos, así como a más de 1.600 adultos, incluyendo padres y docentes, para comprender mejor el alcance y las implicaciones del ciberacoso. Ana Marina Jiménez, vicepresidenta de Asuntos Corporativos de Tigo, explicó que el ciberbullying a menudo ocurre sin premeditación, ya que los agresores no siempre son conscientes del impacto de sus acciones en línea.

Uno de los aspectos preocupantes revelados por el estudio es que el 29% de los encuestados no habla con nadie cuando enfrenta experiencias desagradables en internet. Además, el 15% ha compartido información personal en línea, lo que subraya la importancia de la concienciación sobre la seguridad en línea y el manejo de la privacidad en las redes sociales.

Para abordar este problema, el estudio ofrece consejos prácticos tanto para los jóvenes como para los adultos. Entre ellos se incluyen solicitar ayuda a padres, familiares y profesores, recolectar pruebas necesarias para denunciar el acoso, configurar la privacidad en las redes sociales y, lo más importante, mantener la calma y alejarse temporalmente de las plataformas donde se sufre acoso.

Además, se enfatiza la importancia de seguir un protocolo de ayuda y fortalecer la autoestima de los jóvenes afectados. Se insta a los padres, cuidadores y docentes a propiciar el diálogo, buscar orientación profesional cuando sea necesario y tomar medidas legales adecuadas, ya que el ciberbullying también puede constituir un delito.

En resumen, detener el ciberbullying requiere un enfoque integral que involucre a toda la comunidad, desde los jóvenes hasta los adultos y las autoridades pertinentes. Solo a través del trabajo conjunto y la concienciación continua podemos garantizar un entorno en línea seguro y respetuoso para todos.