La inteligencia artificial generativa está en camino de revolucionar el mercado, proyectada a alcanzar un valor de 1,3 billones de dólares para 2032. Este crecimiento no solo impulsa el desarrollo en áreas como hardware y videojuegos, sino que también genera un significativo aumento en las cargas de trabajo de computación de alto rendimiento (HPC), esperándose un crecimiento anual del 11,18% en los próximos cinco años. Este aumento en la demanda de HPC destaca la necesidad de infraestructuras de energía más robustas y confiables para sostener los avances tecnológicos.

Con la expansión de las cargas de trabajo, las fluctuaciones energéticas se convierten en una preocupación crítica, desafiando la capacidad de los centros de datos para mantener operaciones continuas y seguras. La infraestructura de los centros de datos, ahora más que nunca, depende de un suministro de energía confiable que emplea tecnologías avanzadas para asegurar la continuidad en el flujo eléctrico. Estas tecnologías incluyen desde redes eléctricas y fuentes de energía renovable, interruptores de transferencia automática, hasta sistemas UPS que actúan como amortiguadores de las fluctuaciones de la red.

Según Peter A. Panfil, vicepresidente de Global Power en Vertiv, las demandas emergentes de las aplicaciones de IA están redefiniendo la dinámica de la energía en los sistemas de TI, lo que conduce a un aumento en la complejidad operativa y la densidad de los equipos. Esto requiere una revisión estratégica de cómo los centros de datos gestionan su tren de energía para garantizar la eficiencia y la respuesta rápida a las necesidades de poder. La elección adecuada de un sistema UPS es crucial para manejar la carga energética incrementada por la IA y la computación de alto rendimiento.

La integración de soluciones energéticas avanzadas y la gestión eficiente de recursos serán fundamentales para apoyar el crecimiento continuo en el campo de la inteligencia artificial generativa y el computo de alto rendimiento. Las empresas y los operadores de centros de datos deben estar preparados para adaptarse a estos cambios rápidos, asegurando que la infraestructura crítica no solo soporte, sino que también impulse la evolución de la tecnología en las próximas décadas.